En logoterapia, la conciencia es considerada la instancia espiritual más profunda del ser humano, una especie de “órgano del sentido” que permite discernir el valor y el significado únicos de cada situación. Viktor Frankl la describe como una guía interior que orienta hacia el sentido personal y responsable de la existencia, más allá de los impulsos o condicionamientos externos. A través de la conciencia, la persona reconoce su libertad para elegir la actitud adecuada frente a las circunstancias, incluso ante el sufrimiento. No se trata solo de una voz moral, sino de una llamada al cumplimiento del sentido concreto de la vida, que cada individuo está llamado a descubrir y realizar.